Los turistas ya no quieren instalarse en viviendas con muebles viejos y destartalados; ya no se conforman con eso. «Cada vez reclaman más comodidades, y en la medida de lo posible hay que dárselas», explica Dulcinea Aguín, de la Asociación de Vivendas Turísticas de Galicia. Y cada vez más, los propietarios son conscientes de ello.